miércoles, 7 de noviembre de 2012

RECAPITULANDO

Hace ya casi dos meses que este proyecto comenzó a tomar vida. Lo hizo como una necesidad personal, no sólo de contar con un espacio propio en el que escribir lo que sentía y cuando lo sentía, sino también como la respuesta a lo que tantas veces me preguntaba: ¿servirá de algo lo que pienso? ¿habrá alguien que se sienta identificado con lo que escribo? ¿alguien a quién podría ayudar?

No sé si es el momento o no, pero necesito hacer autocrítica. Bien, lo positivo es que, al menos, uno de los objetivos sí lo he cumplido: contar con un espacio propio no sólo desde el que compartir, sino desde el que poder aprender :)

Por otra parte, se han añadido nuevas secciones y, teniendo en cuenta que aún es un espacio en crecimiento, creo necesario mencionarlos brevemente y esclarecer así lo que podéis encontrar en cada uno de ellos:

En Principal, simplemente quise hacer una breve presentación, fue el inicio de todo :D

El camino de la superación es, hasta el momento, la pieza central del blog. Ante todo, hay que tener claro que es un blog que parte desde la resiliencia. Y no podemos hablar de un proceso resiliente si no existe un trauma. No hablamos de un momento difícil puntual, de una adversidad, hablamos de trauma. "El camino de la superación" parte de ahí, intentando en cada entrada adentrarse en el interior de una persona que ha sufrido o sufre un trauma. ¿El fin? Que te sientas comprendido e identificado si eres una de ellas, o que entiendas lo que se siente cuando se está en una situación así si no la has sufrido.

Resiliencia, es una sección en la que se irán incluyendo poco a poco entradas de corte más teórico para que conozcáis un poco más todo lo que conlleva y todo lo que hay detrás de este fascinante concepto.

El Programa AYAA, es un programa de elaboración propia que trabaja con familias en torno al concepto de resiliencia. Se trata de establecer encuentros destinados al desarrollo y fomento de guías, técnicas y habilidades que permitan a las familias la toma de conciencia con su papel clave en el desarrollo cognitivo y social-afectivo de sus hijos (de 3 a 12 años) Como proyecto a medio-largo plazo, se encuentra la adaptación de este programa para llevarlo a cabo vía online.

El rincón de los recuerdos no deseados, fue la última incorporación al blog. Se trata de una sección más íntima. De un espacio en el que podéis compartir vuestras experiencias de manera pública, cómo superásteis situaciones traumáticas, o si aún lo estáis haciendo. Pero también existe la posibilidad de contactar conmigo de manera privada. Si sientes que no le puedes contar a nadie lo que te pasa, si necesitas desahogarte... yo te escucharé y ayudaré en todo lo que pueda ;)

Para cualquier cosa, sugerencias, dudas... la sección Contacto te dice cómo hacerlo.

Espero con esta entrada haber ordenado cualquier caos que hubiera podido existir por aquí :)

Y no puedo despedirme sin agradecer a todos aquellos que me seguís, o me habéis comentado y/o leído alguna vez... de corazón, un millón de gracias!!

miércoles, 31 de octubre de 2012

El sentido del problema

No sé si estaréis conmigo, pero yo soy de las que piensan que las cosas se pueden superar, pero no olvidar. Y que además debe ser así precisamente porque la superación supone haber llevado a cabo un proceso de aceptación de la situación. O, al menos, un proceso de significación.

Hay que tener en cuenta que los problemas que nos afectan, las situaciones adversas, no pasan por nosotros como si pasearan tranquilamente por una playa paradisíaca. Sus huellas no desaparecen tan fácilmente al encuentro con el mar.  Sus huellas aspiran más alto. Quieren entrar en nuestro paseo de la fama particular, plasmarse en el cemento, y vivir en nosotros para siempre.

Esto es algo que no se puede cambiar. La huella que el problema, que la adversidad, deja en nosotros, es algo que no podemos borrar. Pero hay algo que sí podemos hacer. Dotarla de un nuevo sentido. ¿Y si en vez de quedarnos en lo horrible que es, la adornamos con una estrella y hacemos de ella un recuerdo soportable?

No es tarea fácil, desde luego. Y mucho tiene que ver con aquello que nuestra familia nos transmite desde que nacemos. En este punto, lo que sabemos del apego cobra de nuevo todo su sentido.(¿Queréis que incluya una entrada sobre esas teorías?) Pero lo fundamental en este punto es tener claro que, si durante nuestros primeros años de vida la actitud de la familia es adecuada, nos ayudarán en la confección de un estilo de comportamiento que nos permita enfrentarnos a las adversidades mediante el uso de nuestra propia fuerza interior.

Los procesos o mecanismos que podemos utilizar para llevar a cabo ese proceso, junto con esa actitud adecuada de la familia, son temas que iremos viendo en las próximas entradas.





martes, 23 de octubre de 2012

La incomodidad social

La importancia de la autoprotección (de la que os hablé en la entrada anterior) en el camino de la superación   del trauma, conecta directamente con el ámbito social. Recordad, finalizábamos el último post preguntándonos cómo encajar de nuevo en el mundo de nuestro entorno cercano tras haberlo abandonado un tiempo. El que sea que hayamos tenido que necesitar para iniciar nuestro regreso.

Apartémonos un momento. Centremos ahora nuestra mirada en aquellos que están a nuestro lado. Durante el tiempo que hemos estado ausentes, ¿qué ha sido de sus vidas? Lo lógico es que algo nos hayan ido contando, sabiendo o no nuestro estado. Lo lógico es que no hayamos sido capaces de interiorizarlo, de empatizar. Recordad que nuestra oscuridad no dejaba entrar la luz.

Cuando uno empieza a recobrar el sentido de la vida (hablamos aún de los inicios), el miedo puede ser un compañero de lo más habitual. El miedo a rehacer o sanar lazos, el miedo a estar a la altura de lo que se supone se espera de nosotros. Es aquí cuando la generosidad de quienes nos quieran recobra todo su sentido. No es momento de exigencias. Es momento de abandonar la incomodidad social.

La moral puede sentirse atacada, removida, cuando estamos ante adversidades terceras. ¿Cómo he de tratarle? ¿Debo hacerlo? ¿Le haré daño si le hablo de tal manera? ¿Sería bueno que le propusiera hacer tal cosa? La sola formulación de estas cuestiones, denotan la preocupación de aquéllos que nos quieren. La "no contestación", incomodidad social. Ésa que actúa de barrera entre nosotros y ellos. La que impide que entre su luz en mi oscuridad, negándome la ayuda que me permita intentar salir.

Familia, pareja, amigos... ¿qué hacer? Controlar la incomodidad en cuanto aparezca. Huir del miedo al trato, de la "evitación". Dar cabida a una propuesta firme de ayuda. De estar ahí.

Decía Coyne que la gente no soporta a los deprimidos o a las personas con estado de ánimo bajo y que, por ello, tiene tendencia a huir de ellos. Puede que tenga razón, al fin y al cabo lo más sencillo es permanecer al lado de quien siempre nos transmite buen humor y con quien sabemos que vamos a divertirnos. Pero, en todo caso, yo añadiría a la opinión de Coyne que no sólo se trata de no soportar. Se trata también de no saber. Y de no saber si serán capaces de soportar las recaídas del ser querido durante su travesía por el camino del dolor.

Únicamente piensa una cosa: hubo una vida antes de la adversidad. Ayúdale a recordarla. 

jueves, 11 de octubre de 2012

La Autoprotección

¡Hola! Como ya os comentaba, nuevos proyectos me mantenían alejada del blog... pero ahora que tengo un huequito, quiero compartir una nueva entrada con vosotros. Si recordáis, nos habíamos quedado en el punto de regreso a la vida tras nuestra estancia más allá. (Confío en que se entienda, tras lo visto anteriormente, en el significado que reside tras esas palabras.)

Bien, como decía, se trata del inicio de la toma de conciencia. Hemos dejado de vagar entre las oscuridades que flotaban a nuestro alrededor, y hemos aterrizado en el Planeta Vida. Cómo explicarlo... es un una especie de "click", un cambio de mirada, es tomar conciencia de que eres realmente una PERSONA, con una historia, con gente que sabe de tu existencia y, por qué no, gente que te quiere. Es el momento en el que te das cuenta de que puedes tener tu sitio.

No es fácil. Existen factores que han de conjugarse. Uno de ellos es la autoprotección. Alejarte emocionalmente de lo que te llevó a aquél estado, es fundamental. Pero no suficiente. No nos engañemos. La anestesia, por sí misma, no salva vidas. Pero es necesaria, ¿no creen?

Nuestra anestesia es lo que intenta que modifiquemos la significación de los sucesos traumáticos vividos. Alejarse emocionalmente y tratar de encontrar, por ejemplo, una chispa de humor. Mirad, recuerdo un caso. Sólo os diré que tras un tipo de violación y, quedándose medio desnuda en la calle de madrugada, la joven lo recordaba años más tarde (ya os dije que no era fácil) como: "madre mía, con el frío que hacía y yo medio en pelotas por ahí... ¡menudas pintas!". Llegar a decir frases como esa es muy costoso y doloroso. Pero estaba tratando de mitigar el dolor que encierra el recuerdo.

No olvidéis la escala temporal: salir de ese más allá, regresar, y fortalecerse es un camino largo. "la vergüenza de haber sido una víctima, el sentimiento de ser menos, de no ser ya el mismo, de no ser ya como los demás, quienes a su vez también han cambiado durante el tiempo en que ya no pertenecíamos a su mundo. ¿Y cómo decírselo?" Íbidem, 31.

Difícil, ¿verdad?

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Nuevos Proyectos

Desde el blog "Resiliencia y Familia" se comunica que la causa de la ausencia de nuevo contenido es debido al trabajo de nuevos proyectos, como una página web que no sólo contará con información sobre resiliencia sino sobre el mundo de la Psicopedagogía. Renovarse o morir, que se dice ;)

jueves, 13 de septiembre de 2012

Una Nueva Vida

Tras una entrada de corte teórico, es el momento de dar paso de nuevo a la reflexión. Acababa "Muerte en Vida" con un canto a la esperanza. A la posibilidad de escalar. Pues bien, como decía, ese momento llega. Claro que llega.

Llega por eliminación o ausencia de la situación traumática, o porque simplemente llega el momento en el que algo cambia dentro de tí, la oscuridad parece hacer amagos de querer despejarse,  y te propones superarla. En ambos casos estás en disposición de, no sólo conocer la resiliencia, sino de vivirla. Pero ése será un largo camino que desde este blog se tratará de iluminar poco a poco.

Por ahora, tenemos que quedarnos con la idea de que tras la tormenta, la calma no llega de inmediato. No reluce el Sol ni contemplamos embobados preciosos arcoiris. Pero las constantes vitales vuelven a aparecer. El bip de tu alma empieza a resonar, aunque sea débilmente. Es el momento de empezar de cero.
 
Es el momento de aprender a andar con los pies de la seguridad. De aprender a moverte con la gracia de la confianza. De mirar con los ojos de la esperanza y de respirar aprendizaje. Todo empieza de nuevo cuando vuelves a la vida. Todo empieza porque despiertas en una nueva vida. Lo mencionaba en la entrada reflexiva anterior a ésta: has conocido lo que hay más allá, y en este punto, es cuando lo abandonas. Pero no regresas a salvo.
 
El vacío tan horrible que se experimenta cuando uno no quiere vivir, o simplemente no crea que deba hacerlo, no desaparece en ese peregrinaje místico. Solo que en el retorno debemos aprender a llenarlo. Lo fundamental de esta etapa es que ahora sí crees que puedas y debas hacerlo.
 
No voy a engañar. Es un camino difícil. De años. Y con recaidas aseguradas, prácticamente. Es cuando cobra aún más importancia si cabe la necesidad absoluta de un entorno saludable que te ayude a eso. Aunque sea la existencia de una única persona la que proporcione ese apoyo sería suficiente. Pero es una ardua tarea que requiere grandísimas dosis de empatía, paciencia, y respeto por el dolor.
 
Por último, me animo a hacer referencia de nuevo a un párrafo del mismo libro de Cyrulnik que refleja a la perfección el sentimiento que hay detrás de cada palabra de este post:
 
"Cuando los niños se apagan porque ya no tienen a nadie a quien querer, cuando un significativo azar les permite encontrar a una persona -basta con una- capaz de hacer que la vida regrese a ellos, no saben ya cómo dejar que su alma se reconforte. Entonces se manifiestan unos comportamientos sorprendentes: corren riesgos exagerados, inventan escenarios para sus ordalías, como si deseasen que la vida les juzgase y lograr de este modo su perdón". Íbidem, pág 22.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Muerte en vida

La tranquilidad que produce la muerte real en aquellos que la estiman más de lo que socialmente es aceptado, se traduce en la necesidad de creer en algo que puedan alcanzar. La necesidad de tener un objetivo propio, personal y realizable que no esté condicionado por nada, salvo por la decisión propia. Al fin y al cabo, no hay nada tan propio de cada uno como su vida, en el sentido menos metafórico posible.
 
Cuando vives una vida que no es tal, cuando razón y corazón no son capaces de soportarla al no encontrar nada que sirva de base... te encuentras directamente, cara a cara, con el hilo invisible que une a la vida con la muerte, a la luz y la oscuridad.
 
En entonces cuando te planteas... ¿por qué razón no debería cortarlo? Y miles de imágenes, reales e imaginadas, lo vivido y lo que querrías que hubiera sido, inician un combate a muerte en vida. Desde ese momento, desde que mueres aunque respires, todo lo que te haya llevado a esa situación pierde momentáneamente su sentido, y tu principal enemigo acabas siendo tú mismo.
 
Lo poco que queda de tí lo destruyes, porque estás convencido de que no tienes absolutamente ningún derecho a sentir nada. Que hundirte no es suficiente castigo por existir. Que mereces menos aún. Que tu propia respiración es un beneficio demasiado generoso para lo que mereces...
 
Pero escalar es posible. Difícil. Tremendamente difícil. Pero puedes hacerlo. Escalón a escalón, subiendo y retrocediendo, sí. Pero la disposición de ser capaz de intentar subir el primero, constituye ya el inicio del renacer.
 
Citando a Boris Cyrulnik, de su obra Los Patitos Feos (2001): "cuando uno renace una segunda vez, y surge el oculto tiempo del recordar, entonces el instante fatal se vuelve sagrado." Pág. 22.
 
Es tu punto de partida. Es la base sobre la que pretendes escribir una nueva vida. Has estado más allá. Más de lo que mucha gente estará nunca, y volver a la realidad de la vida que dejaste, convierte esa etapa en simbólica, en mito.
 
Desde ese momento no te conocerás, no sabrás quién eres realmente, pero la sociedad exigirá que mantengas el ritmo que marque como si realmente supieras quién eres. Nadie te esperará, pero debes tener la suficiente inteligencia vital para reservarte tu tiempo de autoconocimiento.
 
"La salida que nos permite revivir, ¿sería entonces un paso, una lenta metamorfosis, un prolongado cambio de identidad? Cuando uno ha estado muerto y ve que la vida regresa, deja de saber quién es. Es preciso descubrirse y ponerse a prueba para probarse que uno tiene derecho a la vida." Íbidem.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Más allá...


No siempre se convierten en visibles las consecuencias de las situaciones de presión, tensión o de los ambientes perjudiciales, a las que están sometidas y en los que viven los niños. Pero la dificultad de su apreciación no las convierte en inexistentes.
 
Es una problemática que forma parte del día a día de muchos niños y jóvenes que, por diferentes causas, necesitan que se atiendan esas situaciones y poder así afrontar con seguridad situaciones vitales.
¿Cómo atender lo que se ve? Os preguntareis... Bueno, a veces basta con observar. Mirar lo que otros quieren que veamos de ellos es lo fácil. Vemos lo que muestran, ven lo que mostramos. Sólo aquellos que saben observar, que saben mirar más allá sin flotar tranquilamente en la superficie, son los capaces de conocer lo que ven.
 
 
Es así como realmente se obtienen las pistas que nos pongan sobre aviso de que pueda estar ocurriendo algo. La observación primero, la conexión empática, y la relación personal son nuestras armas para ver lo que a priori no es evidente. Es entonces cuando se debe actuar. Intentar esclarecer el terreno que se pisa y buscar las líneas de acción/intervención adecuadas.
 
Ayudar a potenciar la resiliencia en el antes, durante, y/o después de que esa situación adversa ocurra, puede convertirse en la base futura de cualquier intervención. Potenciar lo que yo denomino fuerza mental. Potenciar la capacidad individual de fortalecerse y rehacerse, de ser capaces de salir adelante por doloroso que sea el camino a andar.
 
No somos marionetas de un guionista que nos lleva y trae a merced de su imaginación caprichosa. Somos seres humanos, racionales y sentimentales. Seres capaces de analizar y entender, de sentir y decidir. Decidir cuál es el camino que le merece la pena seguir.

jueves, 30 de agosto de 2012

Toma de contacto

"No es el sufrimiento en sí mismo el que hace madurar al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento."
V. Frankl
 
Cuando miras hacia atrás, siempre hay un instante que hace que algo dentro de ti cambie. No es el recuerdo de un hecho concreto. Es una sensación. Una necesidad que te impulsa a querer mejorar, a sentir que realmente estás aprovechando tu tiempo.

Oportunidades de continuar un camino o comenzar uno nuevo. Iniciación o perfeccionamiento bajo los que subyace, necesariamente, un sentimiento de ilusión. Bien porque se pretenda obtener la llave de nuevas puertas laborales, bien porque se trate de mantener abierta la de la vocación. O ambas, aunque no me considere demasiado partidaria de un término “autocondicionante”.

Pero quizá sean, éstos, detalles menores de un hecho común. No importa realmente cuál o cuáles sean los motivos que impulsan a una persona hacia la mejora, personal y/o laboral. Lo importante es encontrarse ante esa situación. Ser capaz de aprovecharla e iniciar un proceso de autoevaluación de intereses y capacidades.

¿Qué queremos hacer? En qué queremos convertirnos, cuál es el camino que nos lleva a nuestra meta y, sobre todo, saber si estamos dispuestos a caminarlo. Dar sentido a una situación confusa y materializarla en objetivos cumplidos.
 
Así es como alguien como yo, llega a una situación como esta. Un nuevo proyecto en el que volcar reflexiones, inquietudes... un proyecto que me permita seguir aprendiendo :)